Te odio, así como jamás pensé en llegar a odiar a alguien, con toda mi alma y corazón... aún cuando siempre me dije que no me desgastaría pensando en algo tan absurdo, descubro hoy que no puedo evitarlo, porque cuando pienso en ti una rabia ciega va creciendo dentro de mi, el hastio me inunda, y lo único que quiero es poder verter todo mi odio sobre ti, como agua putrefacta; como un líquido viscoso, oscuro y nauseabundo, así es como lo veo en mi mente y te baño en él, hasta que tus sucios huesos se corroen y toman esa misma tonalidad y olor... te odio, te detesto, no quiero saber nada de ti, porque sólo escuchar tu nombre hace que mi día se vuelva negro.
No sé en qué momento empezó a crecer tal rencor, sólo sé que ahora vive dentro de mi, como un ser con identidad propia, casi palpable, y no puedo hacer nada contra él... y la verdad, tampoco quiero hacer nada para que desaparezca.
Espero que algún día tengas todo lo que te mereces, y que el daño que has hecho durante tu larga vida se vuelva hacia ti, sólo entonces podré creer que algo como la "justicia divina" existe...
Maldita seas...
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